/yurik
Antes que nada, debo sincerarme con vosotros y conmigo mismo.
No tenía pensado escribir acerca de The Seer, la nueva obra de Swans. Ríos de tinta han corrido por la red estos últimos meses comentando el que se ha considerado, casi unánimemente, como el disco del año. La mayoría de críticos no dudan en clasificar este álbum como poco menos que una obra maestra atemporal, como la piedra angular sobre la cual deberá medirse toda la música que venga a partir de ahora.
Y yo, como ya he dicho, no tenía pensado escribir acerca de The Seer. Sencillamente no estaba preparado y no creía poder estarlo nunca. Lo que tenía delante me daba miedo y me atraía al mismo tiempo, pero no lo entendía. Era como un hombre que ve el fuego por primera vez, puede apreciar su belleza, su calor... pero no tarda en quemarse, en aprender a temer ese poder que lo supera. Leía y releía varias reseñas del disco sin entender como algo que para mi era tan misterioso podía suscitar en la gente opiniones tan claras y concisas.
Por eso preferí escucharlo sin ninguna pretensión analítica, actuando como un niño que se deja guiar y que no opone resistencia. Y día a día, escucha a escucha, The Seer crecía. Como una larva retorciéndose en un rincón húmedo y oscuro de mi mente. El misterio era cada vez mayor, las respuestas cada vez más lejanas. Respuestas a preguntas que yo no osaba pronunciar.
De manera que enterré The Seer en lo más profundo y me prometí volver a él pasados unos años.
Sin embargo ayer, 6 de Diciembre, The Seer volvió a mi. Seguiré sincerándome con vosotros y conmigo mismo: ayer no quería ir al Sant Jordi Club, no tenía ganas de pasar más de cuatro horas encerrado para ver algo que creía que no iba a entender. Pero en su momento, cuando se anunció que Swans nos visitarían en el Primavera Club, compré el abono sin dudarlo. Era lo que debía hacerse, era lo que la moda imponía. Y los Swans, desde su renacimiento en 2010, están de moda. Le pese a quién le pese. Había que verlos, y así fue.
Al terminar el concierto un buen amigo se me acercó, visiblemente emocionado por lo que acababa de presenciar, esperando por mi parte una respuesta también plagada de emoción. Sin embargo no era tan fácil, no podía serlo. Para alguien que considera que la música y el arte son algo realmente importante, en el sentido más trascendente de la palabra, no podía ser tan fácil decir "me gusta" o "no me gusta", puesto que al final todo son palabras vacías.
Swans pasaron por encima de todo esto, pasaron encima de la mediocridad y de lo fácil. Pasaron encima del tiempo y de las modas. Y en ese torbellino arrollador de ruido consiguieron abrirse camino hasta mi alma, al lugar en el que yo había enterrado a su creación para poder olvidarla. Se dirigieron a mi alma con el único objetivo de destrozarla enseñándome el verdadero significado de The Seer, que ahora consigo entender.
The Seer es un monstruo que se alimenta de nosotros. Es la locura que nace en nuestras mentes, el abismo que nos devuelve la mirada. The Seer es la búsqueda del silencio, de la belleza de lo imposible. El silencio como perfección inabarcable ante la locura de un monstruo que todo lo destruye. The Seer es la Rayuela de Cortázar, no tiene sentido ni objetivos, es líquido y mutable. Un monumento al deseo de perdernos y no encontrarnos, un catedral hecha de espejos que nos engañan. The Seer solo debería ser interpretado en la ópera de Fitzcarraldo, donde la locura y la genialidad de lo que no tiene sentido se dan de la mano. The Seer es el punto y final de un grupo que no puede ir más allá, porque ha llegado al final del laberinto y ha descubierto que todo vuelve al principio.
The Seer es Michael Gira. Director de una orquestra que nadie escucha. Él posee a los miembros del grupo, los controla y los atemoriza. Ríen sus gracias y lo reverencian por temor a la ira que puedan despertar. Michael Gira es el personaje que se ha comido al actor y lo ha vomitado encima de nosotros. Como dijo Trent Reznor: "Encima de un escenario quiero ver a una estrella de rock. No quiero ver a gente normal." Gira es el líder que obliga a todos los miembros de su secta a suicidarse, es el músico que sigue tocando mientras su casa se quema y se le cae encima. Tocando y tocando sin parar, mirándonos mientras sus ojos nos dicen: "¿No podéis verlo? Está justo delante de vosotros."
Pero por encima de todo Michael Gira es ese loco al que nadie se atreve a decirle que Dios nos ha abandonado y no va a volver. Y con The Seer continuará buscándolo, buscando el silencio.
Vivisección de lo que no se debe mostrar en el idioma del inframundo.
ResponderEliminarSwans/Michael Gira/Jarboe, es algo que al vivirlo es dificil olvidar jamás.
Muy buena disección maestro Adri...SEX GOD SEX!!!