Year Of The Goat - Lucem Ferre (2011)

/yurik

La navidad se va como ha venido: dejando tras de si una estela de frío, tristeza y la consciencia cada vez mayor de que la soledad es para muchos de nosotros nuestro único destino en este mundo. Pero por suerte el ser humano, que puede ser maravilloso cuando se lo propone, ha inventado la música, gracias a la cual podemos sobrellevar los momentos más dolorosos hasta que encontramos el camino que nos pertenece. El disco que os traigo hoy ha causado en mi espíritu poderosos efectos sanadores que quiero compartir con vosotros. El Rock, como bien sabéis, nunca nos abandona.

Year Of The Goat es un proyecto paralelo de los miembros de Griftegård, un grupo sueco de Doom Metal que tan solo cuenta en su haber de un Ep, un portentoso Lp titulado Solemn, Sacred, Severe, y dos Splits entre los cuales destaca el que editaron junto a Count Raven.

Dicho esto, en un principio la identidad real de los integrantes de Year Of The Goat era desconocida, siguiendo lo que parece ser una moda que no me gusta un pelo y que practican grupos como Ghost o Uncle Acid & The Deadbeats. Sea como sea, esto son minucias comparado con lo que realmente debe importarnos: la música. Y en Lucem Ferre, titulo del disco, la encontramos de una calidad exuberante.

En su momento leí que Year Of The Goat eran como escuchar los oscuros temas de Katatonia tocados por Thin Lizzy, con las sucesivas escuchas me parece una comparación muy acertada. Lucem Ferre desprende durante su corto pero intenso recorrido (tan solo consta de cuatro temas que suman veintidós minutos) una aura totalmente mágica y bella. Sus letras hablan de artes oscuras, de magia negra y de culto a Lucifer pero por encima de todo destaca la parte instrumental llena de matices y con una ejecución perfecta. Nos recuerda a grandes grupos de los setenta, como los citados Thin Lizzy, Rainbow o Deep Purple, añadiendo un toque oscuro de reminiscencias sabbathianas y una pizca de melancolía y tristeza prestada de los grandes nombres del metal gótico.

Las partes más tranquilas se funden con las más violentas gracias a bellísimos solos de guitarra que nos atrapan por su gran sentimiento, añadiendo capas y más capas de sonido sin que nada quede fuera de lugar o forzado. Mención aparte merecen las melodías vocales, que en primer momento pueden recordar a las del cantante de Muse Matt Bellamy pero que con el tiempo se vislumbran como uno de los grandes aciertos del disco.

Si me tuviera que quedar con un tema sería con el que abre el disco, Of Darkness, que fue el primero que escuché y que desde el primer segundo, con tan solo escuchar los primeros acordes, me hizo darme cuenta de que me encontraba ante algo grande. Os lo dejo a continuación para que podáis darle una escucha después de la cual no podréis reprimir las ganas de descargar esta magnífica obra.