El mundo se va a la mierda. A todos los niveles: Económicos, culturales, sociales, medioambientales... Sin embargo no os estoy diciendo nada nuevo, nada que no sepamos desde hace mucho tiempo. Algunos, lastimosamente, desde que tenemos uso de la razón. Hace unos años a nadie parecía importarle mientras que ahora, de golpe, parece que todo el mundo haya sido militante revolucionario de por vida. El ser humano es así, y todos los males que nos azotan se deben únicamente a nuestra idiosincrasia, a nuestra manera de ser, de percibir la realidad y de actuar en consecuencia.
Día a día leemos noticias que nos hacen pensar: "Esto es la gota que colma el vaso". Corrupción, maldad, avaricia, atrofia moral... todos estos males campan a sus anchas en nuestra sociedad presuntamente civilizada. El vaso de indignación no está lleno, sino que alguien lo ha martilleado hasta convertirlo en cenizas.
Al empezar a escribir este artículo quería dar mi opinión sobre la ley SOPA y el cierre de Megaupload por parte de las fuerzas fascistas de cierto país. Un hecho que afecta directamente a los quehaceres de este blog. Sin embargo me he dado cuenta de que esta es tan solo una gota más de las miles que diariamente tenemos que tragarnos con impotencia. Este ataque a internet es un ataque de los poderosos a lo que saben es la última plataforma realmente democrática que le queda a la humanidad. Y eso no pueden tolerarlo, puesto que por cada opinión vertida, por cada intercambio de ideas, por cada acceso a la cultura por parte de los individuos al margen de su nivel social o económico estos monstruos que nos controlan pierden fuerza, se debilitan. Ellos nos ven como ovejas, y como tales esperan que actuemos, consumiendo lo que nos dicen, cuando nos lo dicen y de la manera que nos dicten.
Me doy cuenta de la obviedad de mis palabras, no son ideas nuevas y seguramente mucha gente las haya expresado con mayor claridad anteriormente, pero en estos tiempos sombríos, más que nunca, deseo que mis pensamientos queden grabados en este maravilloso invento que es internet, que debemos proteger como el mayor de los tesoros. Se trata de nuestro último campo de batalla, si. Pero también de nuestra arma más poderosa.
Pero no os voy a mentir. Ni voy a mentirme a mi mismo. La comodidad de escribir anónimamente detrás de un teclado en la calidez del hogar puede nublar la vista y hacer despertar en nosotros sentimientos que en nuestro ser más profundo sabemos que no son reales. El cambio, llamadlo revolución si queréis, me parece prácticamente imposible a estas alturas. Nada de lo que podamos hacer como sociedad puede servir para cambiar el orden al que los poderosos llaman "natural" cuando en realidad no es más que un adulterio de lo que un día fueron ideas sin duda brillantes, pero que ahora se han visto pervertidas hasta su extremo más grotesco. La más grande de ellas, con la que mucha gente aún confía, se llama democracia. Yo escupo sobre ella, sobre lo que se ha convertido.
La humanidad ha evolucionado físicamente, adaptando nuestros cuerpos al entorno para poder sobrevivir mejor en él. También hemos evolucionado culturalmente, inventando y descubriendo miles de elementos con los que hacer más fácil y gratificante nuestro paso por este mundo. Ahora creo que tenemos que evolucionar moralmente. El hijoputismo no puede ser el camino a seguir. Y no me vale que me digáis que somos así, que forma parte de nuestra naturaleza, por que también formaba parte de ella morir por tuberculosis hasta que encontramos una cura.
Hasta que no evolucionemos moralmente ninguna lucha tendrá sentido, puesto que solo será una prolongación de algo que ya está podrido por dentro.
Simplemente brillante...
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