lunes, 28 de enero de 2013

Riverside - Shrines of New Generation Slaves (2013)

/yurik


Últimamente me da mucha pereza ponerme con los nuevos lanzamientos de grupos consagrados. Hay demasiada música por escuchar y muy poco tiempo para perder en discos mediocres de grupos que en el mejor de los casos ya han dicho todo lo que tenían que decir. Existe en el mundo de la música cierta tendéncia a no saber cuando retirarse, debido en gran medida a que siempre habrá un cojín de fans cegados que compraran todo lo que edite su artista preferido. No diré nombres, pero todos sabemos de qué tipo de grupos y discos estoy hablando, entre ellos el retorno en forma de bazofia musical por parte de cierta banda mítica de los noventa. Disco del que ya hemos hablado en este blog.
La verdadera música que me apetece escuchar es la que nace del aquí y del ahora, de los grupos que están en estado de gloria y que no necesitan volver, puesto que aún les queda recorrido para llegar a su máximo nivel creativo. 

Tras Anno Domini High Definiton la mayoria de seguidores de Riverside convenimos en que se trataba de su mejor trabajo. El más maduro y complejo llevado a cabo por uno de los, podemos decirlo bien alto, grandes grupos del rock progresivo en la actualidad.
Tres años después de ese lanzamiento, con un gran EP a sus espaldas y una gira en honor al décimo aniversario de la banda (cuyo concierto en Barcelona es para un servidor uno de los mejores que pudo presenciar en 2011) el grupo polaco vuelve con un nuevo disco de estudio que se situa desde su lanzamiento entre lo más destacado que nos va a ofrecer este año en materia de progresivo.

Para quien tuviera dudas de ello, en Shrine of New Generation Slaves el grupo liderado por Mariusz Duda se ha encargado de dejarnos claro que su distanciamiento con el metal (si alguna vez habían estado emparejados con dicho estilo, cosa que dudo) es total y absoluto. Sin embargo este nuevo lanzamiento también nos advierte de que hay cierta ruptura en la manera de entender el rock progresivo respecto a sus anteriores trabajos. Si antes Riverside optaban por un camino marcadamente neoclásico de estructuras virtuosas y enrevesadas, en el disco que nos ocupa se percibe un viraje hacía tierras dominadas por tonalidades más emocionales, menos complejas e indudablemente deudoras del sonido de Pink Floyd.


Podemos afirmar que Shrine of New Generation Slaves es un trabajo marcadamente tranquilo, en el que abundan los pasajes en los que el teclado y la guitarra acústica se convierten en el centro de la función, creando melodías de gran belleza y arrolladora simplicidad. Temas como The Depth of Self-Desilusion lo atestiguan, y se ven indudablemente influidos por el proyecto solista de Duda: Lunatic Soul, que aprovecho para recomendar fervorosamente. 
Sin embargo Riverside no se olvidan de la electricidad y de la fuerza que debe caracterizar a todo disco de rock que se precie, y es en estos momentos más guitarreros como la segunda mitad de New Generation Slave o en Celebrity Touch que el grupo abre su personal puerta a los setenta, todo un descubrimiento que le da al disco un toque rockero que le sienta de maravilla. En Escalator Shrine, quizás el mejor tema del álbum, el Hammond crea una atmosfera única que nos demuestra que Riverside son unos maestros por saber conjuntar el pasado con el presente sin perder un ápice de personalidad.

En definitiva, nos encontramos ante un álbum excepcional en el que los polacos han sabido conjuntar las virtudes que los hacían grandes con una nueva manera de entender su música, más accesible y emparejada con el rock de los años setenta. Un disco que hará las delicias de los seguidores anteriores de la banda y que estoy seguro abrirá las puertas a mucha gente que busca sonidos menos complejos pero igualmente intensos y bellos.

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