martes, 10 de julio de 2012

Un disco por año: 1982

/yurik


Dejamos atrás a los hippies, con sus largas melenas y sus viajes de ácido, para entrar de cabeza en esa controvertida época que fueron los ochenta para la música. Y qué mejor manera de hacerlo que con una de las bandas más representativas del post punk, movimiento que vivió su era dorada durante esos años.



The Cure es un grupo que para mi rebasa todos los calificativos posibles, verdaderos estandartes del rock gótico, de la oscuridad y de la tristeza más absoluta. Sin embargo el mayor logro de la banda liderada por Robert Smith es el de conseguir encontrar la belleza entre esos parajes que tantos transitaban durante esa época. Ni Joy Division, ni The Sisters Of Mercy, ni ningún otro grupo (y lo siento si ofendo a alguien) puede compararse es este sentido con The Cure. Sus discos son pura melancolía por todo aquello que se nos escapa sin que podamos retenerlo ni un segundo entre nuestras manos. Melancolía por la vida, por el amor... Se trata, como debería hacer todo grupo de pop que se precie, de llorar por la juventud e inocencia que perdemos día a día transitando por este mundo de mierda.



Pornography es el cuarto disco de estudio de los ingleses. Tras grabar tres álbums excelentes que los situaron en una posición dominante dentro de la escena, la banda formada por Robert Smith a las voces y guitarra, Simon Gallup al bajo y Laurence Tolhurst a la batería (éste sería el último disco en que tocaría este instrumento, luego sería teclista) sacó a la luz el disco que se convertiría en el paradigma de su primera época, puramente post punk, en contraposición al pop New Wave que practicarían después.



Se trata indudablemente del álbum más oscuro y deprimente que haya facturado jamás The Cure. Más de cuarenta minutos de descenso a los abismos en los que nunca sale el Sol, avanzando golpe a golpe bajo la inclemente batería de Tolhurst y estremeciéndonos con cada acorde de Smith, que nos enseña con sus letras la belleza de una desesperación de la que nadie parece poder escapar. Se trata pues, de un disco basado en la parte rítmica y en la capacidad de Smith de crear pequeñas atmósferas oníricas que mutan de forma orgánica, atrapando poco a poco al oyente.


Mucho tiempo ha pasado desde 1982, sin embargo Pornography continua siendo ese álbum ejemplar y atemporal, cáliz de oro de todo un estilo plagado de grandes nombres e imperecederas leyendas. La obra más perfecta y bella del post punk, uno de esos discos que uno debe recuperar cada cierto tiempo para darse cuenta de que los años no pasan para él. Su mensaje, la eterna lucha melancólica contra el paso del tiempo, es quizás más valido ahora que nunca. O quizás soy yo el que he perdido toda esperanza y solo me queda refugio en esta maravillosa obra de arte.

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