Hoy vengo a reivindicar una etapa en especial de unos músicos, un disco, una banda eterna como fue, es y siempre será Deep Purple; los británicos fueron pioneros, crearon un estilo.
Y aunque siempre serán recordados por su
etapa más conocida con Ian Gillan y Roger Glover al frente de las voces y al
bajo respectivamente, yo vengo a reforzar mi énfasis por su tercera etapa con
hasta aquella época dos casi desconocidos como eran David Coverdale a la voz y
Glenn Hughes al bajo y a la voz.
En esta review no me centraré en la historia que dio origen
al denominado Mk III como tal, podéis buscar infinidad de información sobre
ello en cualquier lugar de internet, hoy hablaré sobre lo que para mí supuso
uno de los mayores cambios de estilo y sonido de la banda a mediados de los 70.
Cualquier asiduo de este blog sabrá de sobras la admiración
que proceso a Glenn Hughes, al que como muchas veces he insistido, a mi parecer
es el mejor cantante de la historia del Rock. The Voice se ha ganado su apodo a
base de inconmensurables trabajos musicales a lo largo de más de 40 años de
carrera, y pese al parón que sufrió el mismo entre finales de los 70 y a lo
largo de los 80, volvió para no solo reforzarse en mi teoría sino alcanzar un
nuevo nivel de excelencia con proyectos tantos propios como ajenos que han ido
desde el Rock, hasta el Heavy más pesado, pasando por el Soul, R&B o el
Funk.
No quiero explayarme demasiado en Hughes ya que tengo
pensado, como se merece, dedicarle una entrada propia en no demasiado tiempo.
Hablemos ahora del otro músico que entró a formar parte de Purple allá por el
año 73, David Coverdale y que pese al artículo
que escribí hace tiempo sobre la que fue su banda Whitesnake y de la que si
sois fans o acérrimos del músico os recomiendo que leáis; creo que se merece
una explicación más consecuente durante esa época.
Pese a que este Stormbringer no fue el primer álbum de la banda
con su nueva formación, hoy quiero focalizar mi atención y mis palabras sobre
su siguiente disco y el que como es sabido fue el último con Ritchie Blackmore
en sus filas.
Con Stormbringer, Deep Purple cambiaron radicalmente de
estilo sobretodo si hablamos del formato estudio, ya que en directo normalmente
solo solían interpretar temas que iban más en concordancia con su etapa
anterior y que los encumbro en trabajos como In Rock, Fireball y sobretodo
Machine Head.
Para empezar la dupla de voces que formaban Coverdale y
Hughes fue algo que desde mi recuerdo no se había hecho antes, al menos con
tanta maestría. El tono grave y rasado de David junto a las harmonías vocales y
los agudos de Hughes formaban una combinación perfecta, y que sobradamente
puede apreciarse con énfasis en este disco.
Junto a ellos los músicos clásicos, genios que marcaron una época
como Ritchie Blackmore a la guitarra, Jon Lord a los teclados y Ian Paice a la
batería.
Desde el primer instante se puede apreciar el cambio de
estilo musical que no solo proporcionaron los dos nuevos integrantes de la
banda, sino la adaptación del resto para dejar solo un poco atrás ese Rock
clásico pero con clara presencia psicodélica y progresiva, para dar paso a
composiciones en parte más pausadas, y con tintes de Funk, R&B y Blues.
Quizá Stormbringer, el tema que con el que se da inicio al
disco no sea el mayor ejemplo de este cambio, pero si deja entrever los diferentes
matices que la banda había adquirido. Simplemente os diré que tanto este tema
como Lady Double Dealer eran únicamente los temas de este trabajo que la banda solía
incluir en los setlist en sus shows.
Si queremos ver ejemplos de esta nueva faceta de la banda
solo tenemos que escuchar Love Don’t Mean A Thing, con ese riff tan suave y
sinuoso de Blackmore, y que decir de las harmonías vocales y los intercambios en
la faceta de voz principal entre Coverdale y Hughes, simplemente insuperables.
Un medio tiempo como Holy Man, en el que Glenn Hughes toma
la batuta de la voz, y en la que se puede percibir el aire de R&B, junto a
la magnífica interpretación de Lord y ese solo suave y delicado que poco o nada
tiene que ver con el Blackmore de años anteriores.
Hold On es otra muestra de la versatilidad vocal de la
dupla, o Lady Double Dealer en la que como he mencionado antes recuerda mucho más
a esa etapa psicodélica, un tema más rápido y directo que el resto del álbum en
sí, pero sin duda magnifica, y llevaba
hasta el infinito en directo; para muestra de la misma, el directo Made
in Europe, 5 temas y 45 minutos de duración.
Otro ejemplo de esta colaboración a la voces es You Can’t Do
It Right, en la que Lord destaca por encima de todos con el Hammond junto a uno
de los riffs más puramente funkys que Blackmore ha compuesto en toda su
carrera.
Pero para ejemplo de tema funk, tenemos que irnos a uno de mis temas
preferidos del disco y que en cierta manera no puede sonar menos a Deep Purple;
High Ball Shooter, con Blackmore dando esos arreglos con Slide, pero sin duda
este es el tema de Jon Lord por excelencia en el disco, la guitarra pasa a un
segundo plano y su Hammond lo envuelve todo.
Para cerrar el álbum The Gipsy, otro medio tiempo y en el
que las voces de Hughes y Covedale se cohesionan para dar paso a una melodía que
a mí me deja sin palabras. Pero como último colofón para esta obra maestra
tenemos la única balada de la misma, y quizá la canción más bella que Purple
han compuesto Soldier of Fortune, siendo Coverdale el frontman único y que años más tarde rescataría
para Whitesnake en formato puramente acústico.
Quizá todas las alabanzas que escrito sobre este
Stormbringer no hayan sido suficientes, podría seguir y seguir y encontraría la
manera de enumerar los cientos de pequeños matices de cada una de las composiciones,
de los detalles que convierten a este álbum en algo histórico.
Simplemente os diré que pese a no ser la formación clásica,
pese a alejarse de lo que en esencia la banda es y por lo que se la recuerda,
este disco es mi álbum predilecto de toda su discografía.
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